jueves, 13 de diciembre de 2012

Crítica: El Hobbit, la fantasía repetitiva.


La literatura nutre al séptimo arte, lo protege de caer en las garras de la vulgaridad  y satisface o agravia la imaginación de los lectores más voraces.  Pero el cine también imprime grandeza a ciertas obras, y en eso es experto el artífice de la Tierra Media en la gran pantalla. Con infinito respeto, Peter Jackson y su equipo han convertido los volúmenes de J.R.R Tolkien en un símbolo dentro del género de aventuras. Todo un universo imaginario con personalidad propia que se reconoce, desde hace una década, en unos colores, acordes y voces característicos. 

Nos encontramos ante la primera entrega de una trilogía que adaptará, de forma bastante dilatada, las 280 páginas de El Hobbit. Todo el proceso de producción ha sido un libro abierto; las innovadoras técnicas, el reparto, fechas y títulos. Dos años de información en dosis ingentes no han servido para acallar el temor de los fanáticos seguidores de la trilogía de El señor de los anillos. Pues bien, lejos de ser una cinta perfecta, los Tolkiendilis y los incondicionales de Jackson pueden respirar tranquilos y rascarse confiados los bolsillos para disfrutar en el cine de esta épica aventura.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Detrás de El Hobbit: Un viaje inesperado



Behind the Scenes, la sección no apta para todos los públicos. Absténganse quienes se conformen con los prodigios ilusorios del celuloide o los que prefieran quedarse en un mundo de ficción. Pasen y disfruten quienes aplaudan un buen trabajo de caracterización, los que se muerdan las uñas con la técnica de cada efecto especial y los adictos al CD 2 y a sus horas de material especial que acompañan a la película.

La cuenta atrás que empezó hace casi dos años, llega hoy al día 22. Dos patitos que se acercan al que será uno de los más recordados 14 de diciembre de la historia cinematográfica. A tres semanas para el estreno estrella de 2012, El Hobbit: Un viaje inesperado, muchos de los interrogantes que sobrevolaban esta trilogía están ya más que resueltos. La cantidad ingente de información que Peter Jackson ha facilitado desde que empezó a rodar la primera precuela, serviría para nutrir una enciclopedia. Con las imágenes del set, fechas, banda sonora, nuevas caras del reparto o formatos de rodaje inéditos, el director de la Tierra Media y Warner Bros, tenían asegurada su firma en cada noticia de cine que salía de las rotativas.

sábado, 1 de septiembre de 2012

¿A qué suena...? Brave: Escocia.



Escocia suena a ríos caudalosos descendiendo entre las piedras, a hojas caídas hacinándose en los establos de un castillo abandonado o a la quietud de un lago de superficie intacta. A una falda de cuadros agitándose en lo alto de un acantilado, a la tradición convertida en festival. Se le añade un sabor medieval de flechas rasgando el viento, cerveza vertiéndose en una jarra de madera y el silbido del vendaval que hace tambalear una hoguera. Un halo de aventura gaélica, una pizca de ecos de fantasía, de instrumentos de viento con tintes mágicos… Y tenemos la banda sonora de Brave.

Y quién mejor que un compositor nativo para canalizar la esencia escocesa en forma de partitura. El elegir a Patrick Doyle como encargado de poner ritmo a la decimotercera producción del gigante Pixar es, al igual que el guión y los personajes principales, una apuesta previsible y nada arriesgada. Aún así, el camino de la precaución no les ha desviado en absoluto de la diana

jueves, 30 de agosto de 2012

Crítica: Brave, Pixar se reinventa mágicamente.



Pixar Studios nos ha convertido en esclavos de los calendarios, impacientes por conocer los prodigios de animación del año. Y es que la factoría de las maravillas puede enorgullecerse de haber orquestado las mejores películas del género en las últimas dos décadas, éxitos de taquilla tales como Toy Story, Buscando a Nemo, Ratatouille o Wall-E.

En un contexto de sospechas sobre más precuelas, secuelas y productos que hiciesen flaco favor a la originalidad y al talento de la casa, Pixar recupera el clasicismo de Disney presentando a su primera princesa protagonista. El cuento de hadas, la moralina y el tono familiar propios de la compañía de Mickey se entremezclan con la profundidad y el guión reflexivo de la marca del flexo saltarín. Sin embargo la cinta de Mark Andrews y Brenda Chapman merece ser analizada individualmente, evitando caer en las comparaciones odiosas con sus predecesoras y disfrutando de cada una de sus particularidades.

miércoles, 29 de agosto de 2012

No está mal…pero no es mi favorito.


Así lo decía Johnny Depp refiriéndose a los dulces de Juliette Binoche en Chocolat; y así lo escribo yo para referirme a cada experiencia que me ha brindado el séptimo arte. Que he llorado descosidamente con la Hathaway más oscura en La boda de Rachel, si. Que he dejado correr mi imaginación en busca del Arca de la Alianza junto al aventurero de los aventureros, si. Que he descubierto el contrario más absoluto a risa forzosa con la marca de la casa Billy Wilder, también. Incluso me he rendido ante los efectos dantescos y adictivos (a partes iguales) de SAW, la saga del gore por antonomasia.

La lista es interminable, directores que sufren una crisis de identidad fílmica, actores que salvan lo insalvable, bandas sonoras que se convierten en lo único memorable de la película, el Hollywood más rosa que eclipsa la trama de sus propios productos; y todo lo contrario. Muchas favoritas y ninguna a la vez.

Corren malos tiempos para los cinéfilos, solo espero que no sirva de excusa para el conformismo, y es por eso por lo que este blog debuta justo ahora. Se podría decir que mientras los de arriba machacan los pilares del arte por las mañanas, proyectos como este los reconstruyen piedrita a piedrita con SuperGlue por las noches. Lejos de pretender ser un sustitutivo de las grandes salas, el equipo de Kinófilos nos vamos a encargar de buscar el factor equis. El factor que evidencie el cine sobresaliente, es decir, el que haga que no puedas despegar los ojos de la pantalla, o bien que te obligue a apartarlos impactado.

Un poco de todo, un poco de algo más. Un poco que parte de la pasión incondicional al celuloide. Porque, como en Casablanca, el mundo se derrumba y nosotros nos seguimos enamorando de él.