Así lo decía Johnny Depp refiriéndose a los dulces de
Juliette Binoche en Chocolat; y así lo escribo yo para referirme a cada
experiencia que me ha brindado el séptimo arte. Que he llorado descosidamente
con la Hathaway más oscura en La boda de Rachel, si. Que he dejado correr mi
imaginación en busca del Arca de la Alianza junto al aventurero de los
aventureros, si. Que he descubierto el contrario más absoluto a risa forzosa
con la marca de la casa Billy Wilder, también. Incluso me he rendido ante los
efectos dantescos y adictivos (a partes iguales) de SAW, la saga del gore por antonomasia.
La lista es interminable, directores que sufren una crisis
de identidad fílmica, actores que salvan lo insalvable, bandas sonoras que se
convierten en lo único memorable de la película, el Hollywood más rosa que
eclipsa la trama de sus propios productos; y todo lo contrario. Muchas
favoritas y ninguna a la vez.
Corren malos tiempos para los cinéfilos, solo espero que no
sirva de excusa para el conformismo, y es por eso por lo que este blog debuta
justo ahora. Se podría decir que mientras los de arriba machacan los pilares
del arte por las mañanas, proyectos como este los reconstruyen piedrita a
piedrita con SuperGlue por las noches. Lejos de pretender ser un sustitutivo de
las grandes salas, el equipo de Kinófilos nos vamos a encargar de buscar el
factor equis. El factor que evidencie el cine sobresaliente, es decir, el que
haga que no puedas despegar los ojos de la pantalla, o bien que te obligue a
apartarlos impactado.
Un poco de todo, un poco de algo más. Un poco que parte de
la pasión incondicional al celuloide. Porque, como en Casablanca, el mundo se
derrumba y nosotros nos seguimos enamorando de él.
Inolvidable elogio a la lentitud en "Hasta que llegó su hora": la llegada, la espera, la mosca… pero parece que ya llega el tren. Una magnífica película con una soberbia banda sonora.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=mHIqPDUoda0