Hay periodistas que,
con el paso de los años, se ganan el privilegio de asistir en primera persona a
alguno de los mejores acontecimientos de la historia. Algunos narran de cerca
un derrocamiento político, el descubrimiento de algún vestigio o la inauguración
del progreso. Y hay otros que hacen lo propio con las personas, que reciben su
confianza y beneplácito para acercarse a ellas y describir o fotografiar sus
almas. Ese es el estatus que durante 35 años ha mantenido Chema Conesa y que
ahora comparte con el mundo desde la sala Alcalá 31 en su exposición Retratos de papel.
Este mosaico se
inaugura como aperitivo de la gran cita, el festival PHotoEspaña 2014, en el
que Conesa será un invitado de honor. La exposición comienza oficialmente el 4
de junio y podrá visitarse de forma gratuita hasta el 27 de julio.
Conesa es periodista,
pero su pasión y verdadera vocación es la de fotógrafo, y a eso se ha dedicado
en la práctica totalidad de su vida profesional. Ha dejado su marca en grupos
tan prestigiosos como Prisa o Unidad Editorial, capitaneando las secciones de
fotografía de las mejores cabeceras nacionales. Además, en su estantería
acumula varios premios prestigiosos como el Premio Cultura de la Comunidad 2011
o el Bartolomé Ros. Todos esos datos curriculares son una evidencia más del
detalle que Conesa imprime en cada uno de sus trabajos y que le ha permitido
ser un referente que no caduca a lo largo de las décadas.
Por su objetivo han
pasado caras internacionales como George Bush, John Tavolta, Annie Leibovitz o
Mario Vargas Llosa. Pero en el hábitat que más cómodo se ha sentido, puede que
por su naturaleza de plumilla, es entre las élites de la política española. Y
para captar a los políticos en su salsa y con total comodidad, Conesa requería
de un tiempo del que no disponía. Sin embargo, esas instantáneas tan
simétricas, cuidadas y bellas salían de una forma casi natural al apretar el
disparador. Así surgió esa imponente fotografía de José María Aznar sobre un
fondo azul (que en realidad era una gasolinera) o la de Felipe González
mientras era entrevistado en la Moncloa por Rosa Montero. Aunque, la marca de
la casa son los retratos tan íntimos que guarda el fotógrafo en su colección de
más de doscientos.
Un maduro Adolfo
Suárez, Ferrán Adría con su doble faceta empresarial y profesional o un
carismático y dejado Camarón de la Isla. “Reconozco que nunca habrían estado a
mi alcance si no fuera por los medios con los que he trabajado”, admitía el
periodista a sus colegas durante la inauguración. El precioso mundo del
periodismo le permitía pertenecer a esas élites durante menos de una hora, en
ocasiones, en lo que tardaba en dispararse el flash. Pero aunque él atribuya su triunfo a los nombres de los
periódicos con los que ha colaborado, el ambiente personal e intrínseco que
crea con sus imágenes es todo mérito suyo.
Conesa puede estar
orgulloso de haber conseguido conmocionar al pueblo mediante dos dimensiones.
No todos los días podemos acercarnos al escultor Antonio López como si
estuviésemos a punto de limpiar la lágrima que resbala por su mejilla.
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